Julián Casas, Empresario Feliz

Quienes tenemos la suerte de conocer a Julián Casas sabemos que este apodo, que se puso o le pusieron no puede ser más acertado. Julián es un empresario optimista al que ni la pandemia, ni la crisis del 2008 ni tantos y tantos baches en el camino han podido tumbar. Porque su energía tiene algo de sobrenatural, porque siente y se emociona con los proyectos que emprende y porque sabe rodearse, en lo personal y en lo profesional, de gente que vale la pena.
Esta semana volvemos a celebrar los Premios Patrocina Un Deportista, un proyecto que inventó Julián de la nada, una locura en una pizarra por la que cientos de pymes iban a ayudar a algunos deportistas olímpicos que se habían quedado sin beca y que tenían muy difícil seguir en la competición sin apoyo. Y así me lo contó, primero en una servilleta que es como se pintan los grandes proyectos, luego fui conociendo a los chicos. Una vez en la estación de Príncipe Pio, otras en cafeterías, fue reclutando deportistas a los que ayudar y así conocí a algunas de las que ahora se han hecho tan famosas en Tokio, la gran Sandra Sánchez, paisana extremeña, indestructible y medalla de oro en Karate en estas olimpiadas, y a tantos otros, Azucena, Conchi, Carlos. Cada uno con sus sueños por cumplir.
Esta pandemia ha sido muy dura para todos, para los deportistas, que tuvieron que entrenar en casa durante demasiado tiempo. Muy duro. Recuerdo hablando en pleno confinamiento con Julían en una de esas llamadas de mutuo apoyo que nos hacemos de tanto en tanto. Contarle que me habían cancelado 5 clientes en ese mes y el contarme como su sueño de tantos años se estaba desmoronando. “Aquí lo importante es que cuando toque la campana sigamos de pie”, le dije. Él se rió con esa risa contagiosa que tiene y me dijo “no lo dudes. Seguiremos”. No lo dudé, ha tocado la campana y aquí seguimos.
Dispuestos a celebrar más que nunca un proyecto maravilloso. Porque creemos en el deporte, en los valores del esfuerzo, la constancia, del trabajo en equipo, en querer mejorar día a día. Porque sabemos que para ganar hay que sudar. Luchar por la medalla de oro. Sea en el campo que sea. Porque no sales a la pista a pasar el rato. Sales a correr, a correr todo lo que puedas para saber que, ganes o no, cuando acaba la carrera tienes la satisfacción de haber dado lo mejor de ti mismo.
Seguimos en pie, nosotros y ellos. Y esta semana tenemos mucho que celebrar.
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