SUN TZU HA MUERTO

sun tzu arte de la guerra2Todos hemos leído a Sun Tzu. Lo hemos analizado, y buscado entre sus lineas los secretos que nos llevarían a convertir nuestras empresas en las más eficientes. Seguimos al insigne Emilio Botín y buscamos el secreto de la victoria. Sin embargo hoy en día el mundo ha cambiado y lo que durante siglos ha valido ya no vale.

La visión belicista de la empresa, donde los competidores eran los enemigos y todo era una lucha se desmorona. Antes, incluso a los clientes se les atacaba. El comercial establecía una lucha con el cliente de la que tenía que salir victoriosos. Teníoa que convencer, incluso mintiendo, tergiversando, cambiando. No era una conversación era un monólogo, una exhibición de oratoria o de dotes embaucador. Pero ahora, ahora resulta que el cliente también tiene voz. Si le engañas el se lo cuenta a todos los otros clientes. Se acaba el juego. Antes marketing era un departamento de camuflaje, el que debía enmascarar la realidad de la empresa para que el mercado percibiera una realidad ficticia. Y ahora? ahora todos los empleados hablan con el marcado, tay tanta, tantas fugas de información que muchas de las comunicaciones empresariales son sencillamente ridículas. Procurando vender una imagen al mercado que el mercado ya sabe que es falsa. Y los competidores? esos a los que había que aniquilar y que ahora en muchas ocasiones y proyectos son nuestros socios?, y los proveedores a los que estrujabamos y que ahora son imprescindibles para nuestra I+D?

Tanto han cambiado las cosas que ahora más que a una guerra el mercado vuelve a parecerse a un mercado medieval en la plaza central del castillo. Es un caos de voces, música, todos compran y venden, todos charlan en varios idiomas, hay un niño que llora y una pareja que se pelea. Hay el que vende melones y el que vende pienso. Si en ese mercado que es un jolgorio, un ritual, una diversión y una necesidad entra un batallón de hombres uniformados a caballo. No gana nada. Simplemente lo destruye. La gente atemorizada sale huyendo y se van  a la plaza detrás de la iglesia a seguir con su apacible día de conversación e intercambio. El mercado se escapa para quien no sabe comportarse.